Tú como emprendedor ¿sabes si vas por el camino correcto?

Productividad - Habilidad

Servicio al cliente

La productividad personal es un aspecto que comunmente queda en un plano secundario. Se nos valora por nuestras habilidades y experiencia, pero cada día cuentan más las habilidades que otorgan un plus al conocimiento para el desarrollo de nuestro cometido.

Es innegable que saberse organizar es imprescindible para el profesional, cobrando una mayor importancia en la era del conocimiento. ¿Por qué? Por la diferenciación que otorga al individuo que las domina, no tan sólo al realizar el trabajo, sino cómo lo percibe y lo gestiona, por ejemplo:


Saber priorizar y centrarse en lo importante

Controlar una actividad implica conocerla a detalle, lo que permite gestionar las nuevas actividades, interrupciones y otras peticiones, sin que eso signifique romper con el flujo de trabajo. Por otra parte una persona productiva sabe tomar decisiones, dependiendo del momento, sabe elegir y sabe que hacer, evitando malgastar el tiempo y energía.


Autoorganizarse y distribuir el trabajo

Si conoces qué debes hacer y eres capaz de tomar las decisiones adecuadas tendrás la capacidad de organizar tu trabajo en harmonía con tu rutina y entorno, dejando espacio entre tareas para cubrir imprevistos evitando situaciones de estrés y tensión. Actos que repercuten en tu bienestar y en el entorno laboral.


Perseverar para resolver un problema

¿Qué pasa cuando nos encontramos un escollo en el camino? Uno de esos problemas que no podemos acabar de solucionar de ninguna manera... terminamos por aplazarlo, procrastinando. Lo evitamos simplemente porque nos da la gana y no queremos saber de ello. Toda esta gama de sensaciones no desaparece cuando estás acostumbrado a trabajar con tus métodos de gestión del flujo de trabajo, sin embargo serás consciente que no puedes aplazar algo indefinidamente, y te movilizarás para analizar el problema desde otra perspectiva para obtener resultados.


Capacidad de mejora

En el día a día es importante estar conscientes de nuestras actividades, de saber que podemos mejorar y cómo podemos dominar nuetras tareas, pero algo más importante es cómo lo hacemos, cómo aplicamos nuestra voluntad, nuestra capacidad para generar el cambio positivo y el cómo llegamos a mejorar nuestras procesos, nuestras condiciones, y cómo es que por medio de la repeticion, de la persistencia, somos capaces de pulir nuestra forma de actuar, transformando nuestras acciones en una serie de pautas cada vez más asertivas.


Ser capaz de trabajar por un objetivo

Saber enfocar nuestra actividad a la consecución de un fin a medio-largo plazo, siendo conscientes que para ello deberemos condicionar nuestra actividad diaria y realizar renuncias en pro de la meta final. Tesón y persistencia para perseguir un fin, alejándonos de proyectos y actividades cortoplacistas que otorgan la satisfacción inmediata que muchos buscan en estos días.


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